La joyería de la novia fue una creación propia, un detalle personal que agregó un toque único y especial a su atuendo. La fotografía, capturando los momentos más preciados de la boda, estuvo a cargo de Paraguas Amarillo, asegurando que cada sonrisa y lágrima de felicidad se convirtieran en recuerdos eternos.

La finca del Restaurante Villa Lucía proporcionó el escenario perfecto para la celebración, con su encanto y elegancia. El dúo Imperial se encargó de la música, creando un ambiente festivo y alegre que hizo que todos los invitados se divirtieran y bailaran toda la noche.

El vestido de la novia, un deslumbrante diseño de Rosa Clará, realzaba su belleza natural y la hacía lucir como una princesa de cuento de hadas. Por su parte, el traje del novio, cortesía de Silbon, le daba un toque de elegancia y sofisticación, complementando perfectamente el conjunto de la pareja.

En resumen, la boda de Sandra y Sergio fue un día lleno de amor, emoción y momentos inolvidables. Desde el viento suave de la primavera hasta las hermosas calles de Laguardia, todo fue perfecto. Los proveedores seleccionados cuidadosamente hicieron posible que cada detalle fuera impecable y que esta celebración fuera una experiencia verdaderamente inolvidable.